Más de 400 personas, la mayoría niños y mujeres, murieron el pasado martes 31 de octubre tras un bombardeo realizado por el ejército israelí en el campo de refugiados de Jabalia, localizado al norte de la franja de Gaza al lado de la ciudad del mismo nombre. Se llama campo de refugiados porque lo ocupan miles de palestinos que fueron despojados de sus tierras por el régimen de Israel y fueron llevados allí por la Organización de las Naciones Unidas en una acción humanitaria.

Hasta el momento, han muerto víctimas de los bombardeos israelíes en Gaza más 8 mil personas, entre ellas casi 4 mil niños de diferentes edades. Eso, al primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu, no le preocupa porque su mayor interés es aparentemente eliminar a Hamas. Decimos aparentemente porque lo que está ocurriendo no es cosa solo de hoy, es algo que viene ocurriendo desde 1948 cuando se estableció el estado de Israel en territorio palestino sacando de sus tierras a las familias palestinas que por más de diez siglos y decenas de generaciones han vivido allí.

Esta masacre que estamos viendo hoy, en menor cantidad la vimos en 1982 cuando milicianos israelíes en complicidad con el entonces ministro de defensa, Ariel Sharon, masacraron a hierro y plomo a más de 3 mil palestinos en los campos de refugiados de Sabra y Chatila.

Lo que estamos viendo hoy en la Franja de Gaza no es la búsqueda de miembros del grupo Hamas, es una acción de exterminio de los palestinos, igual que la que quiso hacer Hitler con los judíos en la Segunda Guerra Mundial, los turcos contra los armenios en 1915 y los hutus contra los tutsis de Ruanda en 1994.

Hitler y su régimen nazi mataron a 6 millones de judíos, los nacionalistas turcos mataron a 2 millones de armenios y los hutus mataron a 800 mil tutsis.

Gaza tiene 2.3 millones de habitantes, las cifras preliminares hablan de 9 mil personas asesinadas, pero la ciudad según revelan los expertos de las Naciones Unidas está destruida en aproximadamente 45 por ciento, lo quiere decir que cuando termine el genocidio israelí estaremos hablando de cientos de miles de muertos y probablemente más de un millón.

El gobierno de Israel, para asegurarse del éxito de su operación de limpieza étnica, ha cortado todos los suministros a la Franja de Gaza, incluyendo comida, agua, medicinas y combustible.

Las Naciones Unidas informaron el martes pasado que la falta de combustible le está haciendo imposible el traslado de heridos a los hospitales y que sin energía están viendo con impotencia como los pacientes mueren y se desangran en los pasillos de los centros de salud.

El primer ministro israelí dice que la prioridad de los ataques contra Gaza es rescatar a los rehenes israelíes que tiene Hamas cautivos. Eso no es otra cosa que una gran mentira. Probablemente todos los rehenes ya han muerto en los bombardeos, porque estos son lanzados donde se sospecha que se encuentran los soldados de Hamas, y donde se encuentran es obvio que también se encuentran lo rehenes.

El ministro de defensa israelí, Yoav Gallant, anunció con orgullo el miércoles que el ataque contra el campo de refugiados de Jabalia logró su objetivo que era eliminar a uno de los dirigentes de Hamas. Es decir, que calcinar en fuego y polvo a centenares de niños es un “daño colateral” calculado y válido.

Eso no es nada que nos deba sorprender en el comportamiento de Israel hacia los palestinos. El mismo ministro lo había dicho “estamos luchando contra animales”.

El plan de Israel no es eliminar a Hamas, es exterminar a los palestinos