Por Sala de Redacción EVH

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GRAND RAPIDS, MICHIGAN (EVH)_ Ni el clima adverso ni la nieve acumulada impidieron que cientos de fieles se congregaran en Grand Rapids la noche del miércoles 11 de diciembre para participar en la tradicional procesión anual organizada por la Diócesis Católica de la ciudad. Este evento, profundamente arraigado en la comunidad católica hispana, celebra a Nuestra Señora de Guadalupe, la patrona de México, y constituye un acto de fe y devoción que trasciende generaciones.

La procesión dio inicio en la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, ubicada en Hall Street, y recorrió casi una milla hacia el sur hasta el Santuario de San Francisco y la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, situada en Brown Street. Durante el trayecto, los peregrinos llevaron estatuas y retratos de la Virgen, mientras grupos de bailarines con trajes tradicionales y música en vivo acompañaban la marcha, creando un ambiente festivo y lleno de espiritualidad. La jornada culminó con una misa solemne presidida por el obispo de la diócesis.

La devoción a Nuestra Señora de Guadalupe tiene su origen en el año 1531, cuando, según la tradición católica, la Virgen María se apareció en cuatro ocasiones a un indígena llamado Juan Diego en el cerro del Tepeyac, cerca de la Ciudad de México. En su primera aparición, la Virgen habló a Juan Diego en su lengua nativa, el náhuatl, y le pidió que solicitara al obispo local la construcción de un templo en su honor.

El obispo, incrédulo ante el relato de Juan Diego, solicitó una prueba de la aparición. En su último encuentro con la Virgen, Juan Diego recogió rosas fuera de temporada en el Tepeyac, como se le había indicado, y las llevó al obispo en su tilma (manto). Al desplegar el manto, las flores cayeron al suelo y en él apareció estampada la imagen de la Virgen de Guadalupe, tal como se venera hoy día. Este evento fue considerado un milagro, y la basílica construida en el Tepeyac se ha convertido en uno de los sitios de peregrinación más importantes del mundo.

En México, Nuestra Señora de Guadalupe es más que un símbolo religioso; representa la identidad y la unidad del pueblo mexicano. La Virgen, vestida con un manto azul estrellado y de pie sobre una luna creciente, es interpretada como un puente entre las culturas indígena y europea. Su imagen transmite mensajes de esperanza, consuelo y protección para los fieles.

En Grand Rapids, esta festividad no solo celebra la devoción mariana, sino también la cultura y tradiciones de la comunidad hispana. La procesión anual se ha convertido en un espacio de encuentro para las familias, que transmiten a sus hijos el significado de la fe y la importancia de sus raíces. Además, la participación de grupos de danza y música refuerza el aspecto cultural del evento, recordando las ricas tradiciones que los inmigrantes han llevado consigo a esta región de Michigan.

A medida que la procesión anual sigue creciendo en popularidad, también refuerza el compromiso de la diócesis de mantener vivas las tradiciones culturales y religiosas que enriquecen la diversidad de la comunidad en el oeste de Michigan.

A pesar del inclemente frío, fieles honran a Nuestra Señora de Guadalupe en Grand Rapids