La rusofobia y el Cuco

Por Andrés Abreu

Cuando éramos chicos y no queríamos comernos la amarga comida, nos amenazaban con el Cuco. Nos decían que el Cuco vendría por nosotros si no tomábamos la sopa.

Cuando jugábamos en el patio y queríamos correr lejos de la casa, nos decían que no lo hiciéramos porque nos podría comer el Cuco.

Fuimos creciendo al tiempo que el Cuco, al que temíamos tanto, se desvanecía en el camino sin fin de los recuerdos. Entonces comenzamos a conocer a uno más moderno, enclave de la mercadotecnia y mago en aumentar las ventas. Durante la guerra del golfo los genios del marketing regaron la especie de que las bombas de Saddam Hussein podían alcanzar la costa este de Estados Unidos. Entonces, las máscaras antigás se vendieron como pan caliente, aunque por este lado del mar no cayó ni una piedrita en el lago.

Lo mismo se repitió en la invasión a Irak en el 2003 y aunque no pasó nada, las tiendas hicieron su Christmas.

El Cuco no habla solo inglés y español, su idioma original es el ruso, el cual aprendió del diablo cuando surgió el comunismo a principios del siglo pasado en Rusia. Desde entonces aparece en las películas haciendo el papel del malo con lo cual contribuyó significativamente a que las buenas gentes aprendieran a amar la democracia y agradecer al Tio Sam el librarnos de un subalterno de Lucifer.

Cuando la tienda del diablo en Moscú tuvo que cerrar sus puertas por falta de inventario, el Cuco se quedó sin trabajo. Ya no lo contrataban en Hollywood ni los caricaturistas de los Comics Book lo utilizaban como archienemigos del Batman ni amenaza de Supermán. Por el contrario, lo dibujaban tomando Cocacola y comiendo Berger King en la Plaza Roja.

Pero resultó que, como tarde o temprano pasaría, los grandes genios del marketing lo contrataron para crear virus de computadoras con lo cual provocaron el pánico y la compra desesperada de antivirus en las tiendas. Si no lo creen pregunten a Norton.

El Cuco fue de gran ayuda también para los fabricantes de armas de Estados Unidos, especialmente en Vietnam. Pero esa guerra terminó y el Cuco fue contratado para servir de alerta a las inocentes familias americanas del peligro que es no tener un arma en la casa. El Cuco entonces se convirtió en afroamericano y andaba por las calles de Estados Unidos vistiendo capucha y con los pantalones a media nalga.

Pero eso no fue suficiente, y contrario a generar más ingresos, lo que hacía era provocar matanzas en manos de mozalbetes blancos y protestas contra las ventas de armas. Así surgió el nuevo Cuco ruso, un personaje perfecto para las nuevas producciones cinematográficas y para hacer que decenas de países dediquen una parte importante de sus presupuestos a la compra de armas. ¡El mercado perfecto!

La Organización del Atlántico Norte, conocida como OTAN que fue creada para enfrentar al cuco ruso cuando su nombre era Unión Soviética, trabajó arduamente para que las repúblicas bálticas se unieran a la alianza y compraran armas para defenderse de cualquier futuro intento del Cuco de invadirlas y añadirlas a su imperio.

Por eso, hábilmente no aceptaron a Rusia como un país capitalista y pacífico por mas que éste dijera que ya no era el Cuco.

El último broche para cerrar el círculo y dejar a Rusia como fiera enjaulada pero capaz de escapar y matar de un zarpazo a los países de Europa, era Ucrania. Pero el Cuco dijo, hasta aquí llego. Tiró la sábana y saltó sobre Ucrania sin ton ni son.

Desde hace dos años la OTAN está haciendo que los países de Europa envíen armas a Ucrania para defenderla de la agresión del Cuco. Esto los ha dejado desbastecidos por lo que han tenido que comprar más armas a los fabricantes de Estados Unidos. Como miembros de la OTAN los países de Europa han cerrado filas con Ucrania, dejando de comprar al oso polar el petróleo, el gas natural, los granos y los fertilizantes, para comprarlos a Estados Unidos. Ahora, la organización y sus edecanes advierten a Europa que si no invierten al menos el 2% de su PID en armas corren el peligro de ser atacados por el Cuco.

Pero ¿Hasta qué punto el Cuco es un Cuco?

El 72 por ciento de las armas que se producen en el mundo son fabricadas por Estados Unidos, el Cuco produce apenas el 4.8% y el gigante chino 12%.

Es probable que el Cuco tenga capacidad para una “operación militar especial” en Ucrania como ellos la llaman, pero no para invadir a ningún de país de Europa sin terminar aplastado como una mosca por la OTAN.

Europa desde la Segunda Guerra Mundial se convirtió en lustrador de los zapatos de Estados Unidos. Alemania es el país más afectado por las sanciones de la OTAN al Cuco. Ahora paga casi el doble por el barril de crudo lo mismo que del precio del gas natural. Ha llevado a la quiebra a sus productores de grano por importar el grano de ucrania como parte de la ayuda de la alianza al país invadido.

El presidente de Francia, Enmanuel Macron, quien levantó el pechito como un faisán contra el Cuco, después de gastar lo que no tenía en armas para Ucrania, ahora dice que “Europa está muriendo”.

En tanto, Rusia libra su guerra para no desaparecer del mapa sin saber que el más interesado en que no desaparezca es Estados Unidos, porque sin él se quedaría sin Cuco y nadie más a quien temer.

Editorial 1389