Por Karla Bahm

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GRAND RAPIDS, MICHIGAN (EVH/ AP) _ El huracán Milton, que azotó el estado de Florida el jueves, causó estragos no solo por su destructiva fuerza de categoría 3, sino también por su impacto devastador en una población ya vulnerable: los inmigrantes, en su mayoría latinoamericanos, que viven y trabajan en la región. Con vientos que alcanzaron hasta 195 km/h y lluvias torrenciales que provocaron inundaciones masivas. Hasta el cierre de esta edición el huracán dejó al menos 16 muertos y afectó especialmente a las comunidades de inmigrantes que laboran en los campos de cosecha, la construcción y el sector servicios. Para estos trabajadores, Milton no solo trajo destrucción física, sino que también exacerbó los desafíos cotidianos que ya enfrentaban, convirtiendo su lucha por sobrevivir en una cuestión de vida o muerte.

Florida alberga aproximadamente 4,8 millones de inmigrantes, según el Centro de Investigaciones Pew, y muchas de estas personas viven en condiciones de vulnerabilidad, trabajando en sectores como la agricultura, la construcción y el turismo. La mayoría de ellos no habla inglés, lo que les dificulta acceder a la información vital durante emergencias como esta. La barrera del idioma, sumada a la falta de acceso a tecnologías como televisores o internet, dejó a muchos inmigrantes desprotegidos frente al avance del huracán Milton.

Milton tocó tierra el miércoles por la noche en Siesta Key, al sur de Tampa, trayendo consigo lluvias torrenciales y vientos huracanados que devastaron la región. En la madrugada del jueves, las autoridades locales hicieron hincapié en que el peligro no había pasado, ya que las marejadas ciclónicas continuaban siendo una amenaza en muchas zonas del estado. Los condados de Hillsborough, Pinellas, Sarasota y Lee, algunas de las áreas más afectadas por el huracán, reportaron la caída de árboles, cables eléctricos y puentes cortados, lo que complicó las labores de rescate y evacuación.

Aproximadamente 250.000 mexicanos viven en la región más golpeada por Milton, y muchos de ellos, al igual que otros migrantes latinoamericanos, temían abandonar sus hogares debido a la posibilidad de ser deportados. La AP reportó que el cónsul general de México en Orlando, Juan Sabines Guerrero, señaló que muchos mexicanos se resistían a evacuar por miedo a las autoridades. “Hay resistencia a moverse”, declaró Sabines, quien también informó que las autoridades locales habían garantizado que no se preguntarían por la situación migratoria a quienes buscaran refugio en los albergues.

Uno de los mayores problemas que enfrentaron las comunidades inmigrantes durante el paso del huracán Milton fue la falta de acceso a información en su idioma. Jessica Ramírez, coordinadora general de la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Florida, indicó que las dificultades para encontrar información en español en situaciones de emergencia como esta son comunes. Las organizaciones locales, como la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Florida, la Coalición de Inmigrantes de Florida y el Hope CommUnity Center, tuvieron que redoblar esfuerzos para traducir la información proporcionada por las autoridades estatales y locales y distribuirla en plataformas accesibles para los inmigrantes, como grupos de WhatsApp y redes sociales en español.

A pesar de estos esfuerzos, muchas personas no pudieron acceder a la información a tiempo. Las llamadas a las organizaciones no gubernamentales por parte de inmigrantes hispanohablantes que no comprendían el inglés se dispararon durante la tormenta, solicitando detalles sobre las evacuaciones, los refugios y los suministros disponibles.

Además del idioma, la falta de recursos económicos se convirtió en un obstáculo adicional. Muchos inmigrantes que trabajan en sectores de bajos salarios como la cosecha de naranjas y tomates no tenían los medios para comprar suministros básicos como alimentos, agua o sacos de arena para proteger sus hogares. Esta vulnerabilidad se vio exacerbada por el miedo a la deportación, lo que llevó a muchos a no buscar ayuda, incluso cuando las autoridades y los defensores de inmigrantes insistieron en que no se les pediría ninguna identificación para acceder a los recursos.

El temor a la deportación ha sido un problema constante para la comunidad inmigrante en Florida, y la situación se ha intensificado desde la aprobación en 2023 de una de las leyes migratorias más estrictas en Estados Unidos. Esta ley, que criminaliza la entrada al estado de personas sin estatus legal permanente y prohíbe a los gobiernos locales emitir identificaciones a inmigrantes sin papeles, ha generado una atmósfera de miedo generalizado.

En el contexto del huracán Milton, este miedo se convirtió en un factor clave que disuadió a muchos inmigrantes de buscar refugio o de acceder a los suministros necesarios para proteger sus hogares. Dominique O’Connor, organizadora de justicia climática en la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Florida, explicó que aunque las autoridades locales afirmaron que no se requerirían identificaciones para acceder a los refugios, muchos inmigrantes seguían sintiéndose inseguros. “La gente vive a diario con mucho miedo a la deportación o a cosas peores, por lo que estos temores se acentúan en épocas de catástrofes, cuando aumenta la vulnerabilidad”, declaró O’Connor.

La presencia de autoridades militares o policiales en los sitios de distribución de agua y suministros, aunque bienintencionada, también resultó intimidatoria para muchos inmigrantes. Algunos sitios que proporcionaban sacos de arena pidieron documentos de identidad, lo que llevó a que muchas personas indocumentadas no pudieran acceder a ellos.

A pesar de estos desafíos, organizaciones locales e internacionales se movilizaron rápidamente para brindar apoyo a las comunidades más afectadas por el huracán Milton. El consulado mexicano en Orlando, bajo la dirección de Juan Sabines Guerrero, jugó un papel crucial en la difusión de información en español sobre los refugios disponibles y en garantizar que las autoridades locales respetaran el compromiso de no preguntar por el estatus migratorio de los inmigrantes.

Además, las ONG locales se aseguraron de que la información sobre evacuaciones, refugios y recursos esenciales estuviera disponible en varios idiomas, incluidos el español, el francés y lenguas africanas. La Coalición de Inmigrantes de Florida utilizó todas las herramientas a su disposición, incluidas las redes sociales y los mensajes de texto, para garantizar que las comunidades más vulnerables tuvieran acceso a la información necesaria.

El Hope CommUnity Center, por su parte, trabajó en estrecha colaboración con las autoridades locales para asegurar que los recursos llegaran a las áreas más afectadas, especialmente aquellas donde viven y trabajan inmigrantes indocumentados. Esta organización, junto con otras, también ofreció apoyo psicológico a las familias que enfrentaban no solo la devastación del huracán, sino también el miedo a la deportación y la incertidumbre sobre su futuro en el país.

El huracán Milton no solo arrasó físicamente con gran parte del centro y oeste de Florida, sino que también expuso las profundas desigualdades sociales y los desafíos que enfrentan las comunidades inmigrantes en tiempos de crisis. La falta de acceso a la información, el temor a las autoridades y la precariedad económica se unieron para crear una tormenta perfecta que dejó a miles de inmigrantes en una situación de extrema vulnerabilidad.

Aunque los esfuerzos de las organizaciones no gubernamentales y los consulados lograron mitigar parte del daño, sigue siendo necesario un enfoque más integral para abordar las necesidades de estas comunidades durante emergencias. Mientras tanto, el estado de Florida y el país en general enfrentan la tarea de repensar sus políticas migratorias y humanitarias para garantizar que, en momentos de crisis, nadie quede atrás.

Inmigrantes indocumentados enfrentaron huracán Milton sin acceso a información en su idioma y con miedo a la deportación