Los Nuevos Sátrapas de América Latina

Parte 2

Un poco más al sur del Ecuador, en el Perú, está Dina Boluarte, la actual flamante presidenta de ese país, una versión genuina de la traición, una serpiente que se deslizó en el mármol del palacio y que al momento propicio, clavó sus colmillos cargados de veneno sobre el proyecto de un país mejor que presagiaba el humilde mandatario, Pedro Castillo. Ella conocía de los planes de los representantes de la repugnante oligarquía que ha secuestrado al Perú desde hace décadas. Les dejó saber que podían contar con ella y cuando llegó el momento, se puso sobre el pecho erguida y sonriente la banda presidencial ante la atónita mirada del pueblo que lloraba sin cesar el asesinato de sus esperanzas.

Dina Boluarte reprimió en nombre de la seguridad la ira del pueblo indignado de tanta bajeza. Decenas murieron atravesados por las balas que ella ordenó disparar y Perú quedó de nuevo sumido en el abismo de una pobreza sin solución.

Algunos sectores contrarios a ella, entre ellos algunos adeptos a Castillo, se unieron a un plan de vacancia en su contra con acusaciones de poca importancia, pero el Congreso la respaldó, lo cual da fe de que ella es actualmente sin lugar a dudas, la nombrada representante del despotismo, de la ultraderecha que desdeña a los pobres, a esos que Donald Trump en Estados Unidos llama “Losers” (perdedores).

Su labor como edecán de la corte de los privilegiados, los usurpadores de todo y asesinos de la justicia, es regentar el poder de esos corruptos, tan corruptos e inmorales que como bandidos de baja ralea se traicionan unos a otros sin pudor.

Perú tiene un nivel de pobreza tan grande y a la vez tan camuflado de riqueza, que parece tener un país secreto entre las selvas y las montañas.

Las entidades de estadísticas estatales, así como los medios informativos convenciones moldeados por la propaganda derechista de La florida, celebran el crecimiento de la clase media como un factor que demuestra que muchos pobres dejaron de ser pobres, cuando en realidad es todo lo contrario, que muchos profesionales exitosos descendieron a la clase media empujados por la corrupción y la carencia de oportunidades. También, porque la población creció y con ella las clases sociales.

La política en Perú descendió a los más bajos niveles de la corruptela de patio. Los legisladores, compradores de candidaturas a los mercaderes de puestos electivos, actúan como comadres de guetos. Desde sus puestos se erigen como inquisidores de una moral que nunca aprendieron o nadie les enseñó. Así, han llevado a ese país a cambiar de administraciones por año, dibujando una deprimente caricatura de la democracia.

Las más temibles dictaduras del mundo han surgido de inestabilidades como las que vive el Perú. Se han establecido como instrumentos del orden y vanguardias del conservadurismo ante los avances de las ideas progresistas. Francisco Franco, el dictador español, fue el Nerón del siglo 20, surgió como guerrero de la ignorancia contra el progreso de la inteligencia. Fue el remanente histórico de la función de asesino que cultivó la inquisición.

América Latina tiene en Perú a una marioneta de corruptos a los que de nada les sirvió entrar a la escuela; en Ecuador a un dictador que aún no ha roto el cascarón, y en Argentina a un sicópata de circo, y que en su afán de hacerse el gracioso y necesario para los imperios, como el más vulgar lamebotas, pretende destruir lo que la historia construyó con sangre obrera al sur del continente.

¡Pobre América Latina convertida en un nido de sátrapas y serpientes!

Los Nuevos Sátrapas de América Latina parte 2