Por Karla Bahm

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GRAND RAPIDS, MICHIGAN (EVH)_ El Departamento de Policía de Grand Rapids se enfrenta a uno de los casos más desgarradores y estremecedores de su historia reciente. Una niña de 19 meses, identificada como Skii Swope, murió de hambre y desnutrición extrema en un pequeño apartamento en Eastern Avenue SE. Las circunstancias que rodean su muerte han conmocionado a la comunidad y subrayan los oscuros rincones de la negligencia infantil.

El 22 de agosto, alrededor de las 5:20 p.m., una llamada de emergencia llevó a los socorristas al complejo de apartamentos. La llamada, realizada por la madre de la niña, Brooklynne Davis, de 24 años, informaba sobre la muerte de su hija. Al llegar al lugar, los socorristas se encontraron con una escena devastadora. A pesar de sus esfuerzos, no lograron salvar a la pequeña Skii, quien fue declarada muerta alrededor de las 5:55 p.m.

El ambiente en el que Skii vivía era, en palabras del jefe del GRPD, Eric Winstrom, "horrible". Los detalles revelados por la policía y documentados en la declaración jurada de causa probable pintan un cuadro de abandono extremo. La pequeña Skii, de apenas 13 libras, estaba severamente desnutrida, con los ojos hundidos y los huesos claramente visibles. Además, presentaba heridas profundas, que su madre atribuyó a la dermatitis del pañal, pero que sugieren un dolor prolongado y una atención médica inexistente.

El apartamento donde vivía Skii estaba en condiciones deplorables. Infestado de piojos y chinches, el lugar emitía un fuerte olor que impregnaba cada rincón. Los niños dormían en un colchón sucio, mientras un perro demacrado compartía el espacio, careciendo también de comida y agua.

Brooklynne Davis era la única que se encargaba de cuidar de los tres niños: los gemelos de 19 meses y un niño de 8 años. Los documentos judiciales describen un patrón de abuso y negligencia que culminó en la tragedia de la muerte de Skii. Su hermano gemelo, encontrado en estado crítico, fue trasladado de inmediato al hospital y se debate entre la vida y la muerte. Mientras tanto, el niño de 8 años fue puesto bajo la custodia de los Servicios de Protección Infantil debido a las condiciones inhumanas en las que vivían.

Según las declaraciones de Davis a los investigadores, ella alimentaba a los gemelos con una dieta escasa y desequilibrada, que consistía en nuggets de pollo, panqueques, palitos de tostadas francesas, agua y batidos de proteínas. Esta dieta, lejos de ser suficiente para dos bebés en crecimiento, revela una grave falta de comprensión o preocupación por sus necesidades básicas. Más alarmante aún es el hecho de que Davis admitió que, a menudo, dejaba a los niños en sus cunas durante periodos de hasta 14 horas sin alimentarlos ni cambiarles los pañales.

El 21 de agosto, la noche anterior a la muerte de Skii, Davis acostó a los gemelos a las 8 p.m. No los revisó hasta las 10 a.m. del día siguiente. Según la declaración jurada, cuando finalmente revisó a Skii, notó que parecía estar dormida y, en lugar de verificar su estado, decidió no despertarla. No fue hasta casi cinco horas después, alrededor de las 3 p.m., cuando Davis volvió a ver a su hija y la encontró sin vida, describiéndola como "un peso muerto y fría al tacto".

La autopsia realizada por el médico forense del condado de Kent determinó que la causa de muerte fue el hambre y la desnutrición extrema, clasificándola como un homicidio. La gravedad del caso llevó a la detención de Brooklynne Davis, quien fue acusada de homicidio grave y abuso infantil en primer grado. En su comparecencia ante el tribunal, se le negó la fianza.

El jefe del GRPD, Eric Winstrom, no pudo ocultar su consternación ante la brutalidad del caso. "Este es uno de los casos más horribles de abuso infantil que he visto", declaró Winstrom en un comunicado de prensa. "Ni los paramédicos que fueron los primeros en responder, ni los detectives que trabajaron incansablemente por la justicia, olvidarán jamás a esta niña. Estamos rezando por la recuperación de su hermano gemelo, que también sufrió un abuso inconcebible".

Este caso plantea preguntas profundas sobre las fallas del sistema que permitieron que tres niños vivieran en condiciones tan inhumanas sin que se tomaran medidas preventivas. ¿Cómo pudo pasar desapercibida la situación de Skii y sus hermanos? ¿Por qué no se activaron las alertas que hubieran podido salvar la vida de esta pequeña?

La tragedia de Skii Swope no es solo una historia de negligencia materna, sino un llamado a la acción para toda la comunidad. Las instituciones que velan por el bienestar infantil, así como los vecinos y familiares, tienen la responsabilidad compartida de estar atentos y actuar cuando ven señales de peligro.

El doloroso final de Skii Swope debe servir como un recordatorio de las consecuencias devastadoras de la negligencia. Cada niño tiene derecho a crecer en un ambiente seguro y lleno de amor. El sistema, y la sociedad en su conjunto, deben asegurar que tragedias como esta nunca vuelvan a ocurrir.

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